Buenos días

Como es de conocimiento público, el Congreso de la Unión ha planteado un debate a través de once mesas temáticas en torno a las alternativas de regulación de la marihuana, a fin de conocer a fondo la problemática de cada caso en específico; hoy, nos convoca la sexta Mesa, denominada: “Efectos de la marihuana en la salud del consumidor y en la salud pública”.

Como hemos señalado, mis compañeros legisladores y quienes hemos formado parte de las Mesas, existe un consenso general de que estas Audiencias Públicas, entre especialistas, legisladores y sociedad civil, tendrán un efecto fundamental en la integración de la legislación que habremos de producir en la materia.

Por ello, resulta de enorme valor tener con nosotros a los miembros del Consejo Técnico y a los especialistas que hoy nos acompañan, a quienes les doy la bienvenida, para plantear su posicionamiento desde la perspectiva de los efectos del consumo de la Marihuana en la Salud, tanto en el consumidor, como de la Salud Pública.

Aquí, hemos desdoblado el debate en torno a la naturaleza de las iniciativas vigentes; aquellas que se debaten con la repercusión en términos de seguridad pública y sistema penitenciario; las que están apegadas al debate que se dio en la Corte sobre los grados de libertad para el consumo; ayer sobre su uso medicinal; y finalmente, a saber de aquellas que se ocupan del tema que hoy nos convoca.

No es cosa menor que todos los grupos parlamentarios estemos convencidos de que es un tema al que debemos darle prioridad, no solo porque su complejidad no puede determinarse en parámetros judiciales, sino porque la realidad mexicana actual así lo exige.

Hasta ahora se ha llevado a cabo un debate técnico, alejado de ideologías y convicciones personales, siendo éstas características las que deban guiarnos hoy.
La discusión sobre el derecho humano que tiene la gente a consumir marihuana o cualquier otro estupefaciente ha sido superada, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya se ha pronunciado sobre la libertad intrínseca que tiene la persona para decidir sobre libre desarrollo de su personalidad.

Como todo derecho, el libre desarrollo de la personalidad no es un derecho absoluto, por lo que puede ser limitado por la Constitución y ahí es donde reside la discusión que nos ocupa, en el enfoque y los límites que debemos colocar para encuadrar los efectos y consecuencias que debe tener el ejercicio del derecho al libre desarrollo de la personalidad frente a la salud de la población.

Sin lugar a dudas, el límite de un derecho humano sólo puede ser otro derecho humano, por lo que debemos deliberar sobre alternativas de regulación que permitan el ejercicio de este derecho sin trasgredir el derecho a la protección de la salud derivado de la dignidad humana.

Vivir en el reino de las libertades personales absolutas es una falacia que podría justificar el suicidio o la eutanasia, y como se ha abordado en otras mesas, el uso de otras drogas y estupefacientes más fuertes también se encuentra amparado bajo el libre desarrollo de la personalidad.

Por ello, tenemos que encontrar el modo de empatar este derecho con el artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que obliga a los Estados parte a brindar a las personas el más alto nivel posible de salud física y mental.

Ahora que estamos en medio de este abordaje de la marihuana, debemos tener muy en cuenta la realidad social traducida en números, en datos duros para entender sus tendencias y comportamiento.

El consumo de marihuana se encuentra relacionado con disminución del tamaño de las neuronas, muerte celular y fragmentación del DNA en el hipocampo, además daña la conectividad axonal en el lado derecho del hipocampo, en el cuerpo calloso y en las fibras comisurales, así como alterar las estructuras cerebrales teniendo repercusiones cognitivas y conductuales.

Fumar marihuana produce 20 veces más riesgo de desarrollar cáncer de pulmón en comparación a fumar tabaco, incrementando el riesgo un 8% por cada año de consumo.

Es una sustancia altamente adictiva, se calcula que el 9% de los consumidores se vuelven dependientes, los cuales tienen 3.4 veces más de riesgo a presentar un cuadro de depresión.

Nuestros jóvenes son los más afectados por el uso del cannabis, de consumirse en la adolescencia puede significar la pérdida en promedio de 8 puntos de coeficiente intelectual.
Finalmente se trata de información que no se puede soslayar, y en uno de ellos, -que mucho he insistido en enfatizar-, es el tema de los jóvenes. La Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes (ENCODE) nos ofrece datos preocupantes, 17. 2 por ciento de los alumnos de secundaria y bachillerato han consumido alguna vez una droga.

En nuestro país dos tercios de las personas que consumen drogas fuman marihuana. De acuerdo al estudio el problema de drogas en las Américas de la Organización de los Estados Americanos, la marihuana es la droga ilícita de mayor consumo en todo el mundo.

Se calcula que entre 119 y 224 millones de personas de entre 15 y 64 años —lo que equivale a entre 2,6 y 5 por ciento de la población en ese grupo— han consumido marihuana alguna vez en el último año.

Esto quiere decir que los usuarios de marihuana pueden llegar a representar entre el 75 y el 80 por ciento de los consumidores de drogas ilícitas a nivel mundial.

Desde un enfoque de Salud Pública estas cifras resultan preocupantes de inicio por la capacidad médica instalada para hacer frente a un problema que bien –puede sugerirse- creciente, pues el 60 por ciento de los pacientes que llegan a tratamiento por consumo de marihuana son menores de edad.

Y estos adolescentes que llegan a consumirla son 13 veces más propensos a utilizar drogas más peligrosas como la cocaína, heroína o metanfetaminas.

Vale decir que los problemas de adicciones o alcoholismo causan el 6.9 por ciento de problemas en el hogar y el 16.9 por ciento de los jóvenes identifica el consumo de alguna droga entre sus compañeros, de acuerdo a la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia 2014.

En cuanto al avance para el mejoramiento de las acciones de la Política Nacional de Prevención de Drogas sólo contamos con 340 Centros de Atención Primaria a las Adicciones (CAPAs) y 116 unidades de los Centros de Integración Juvenil o mejor conocidos como CIJ, hoy por hoy, resultan insuficientes.

El uso de drogas aumenta 1.5 veces el riesgo de intentar suicidarse, y asciende a 3.26 veces más si las drogas se usan regularmente, así mismo los síntomas suicidas se incrementan en 18 por ciento si existe consumo de drogas y, si es con frecuencia dicho consumo, se eleva hasta un 22 por ciento.

Los dos temas de esta mesa se encuentran interrelacionados a causa de nuestra naturaleza social, no podemos hablar de la salud de los consumidores de marihuana sin abordarlo como un tema de salud pública, porque cualquier daño a la salud de un individuo puede generar el daño a la salud de toda la sociedad.

El principio rector de todos estos trabajos debe ser la protección de la salud, es importante insistir en esto.

La decisión que se tome en torno a la regulación de la marihuana tendrá efectos individuales y sociales que no podemos dejar fuera de la discusión.

El tema de la protección de la salud es un asunto crucial, de vida o muerte, y por ello considero que el Estado Mexicano debe actuar para evitar un daño irreversible a la sociedad.

Este es un momento determinante para nuestro país y los consensos a los que lleguemos hoy, serán el punto de partida para el ejercicio de libertades ponderando el derecho a la protección de la salud.