Con la venia de la presidencia

Amigas y amigos legisladores;

Hoy iniciamos el segundo periodo ordinario de sesiones del tercer año de ejercicio de esta Legislatura y lo hacemos frente al enorme reto de seguir cumpliéndole a la sociedad. Ello significa que ésta será nuestra última oportunidad como legisladores federales para honrar la palabra empeñada ante los ciudadanos.

En este nuevo periodo repliquemos los mejores momentos de la presente Legislatura, es decir, aquellos en los que, involucrándonos en la dinámica de la sociedad, supimos hacer a un lado nuestras diferencias para aportar soluciones a los problemas que afectan a todos los mexicanos. Ya ha quedado constancia de que, con madurez y voluntad, sí es posible construir, sí es posible avanzar y llegar a acuerdos entre la mayoría de las fuerzas políticas aquí representadas para consolidar una legislación a la altura del siglo XXI.

La invitación entonces es a que hagamos política, pero no me refiero a la idea, lamentablemente cada vez más arraigada en muchos de quienes aspiran a ocupar un cargo de elección popular, de hacer lo que sea para alcanzar el poder, sino al arte de concretar lo posible, haciendo coincidir diferentes posturas, para lograr el bien común.

Como es sabido por todos, trabajaremos en esta etapa final de la legislatura bajo la presión de una intensa campaña electoral que incluye al ámbito local y al federal para renovar más de 3 mil 400 cargos de elección popular, entre ellos la Presidencia de la República, el Congreso de la Unión, nueve gubernaturas, más de 2 mil 200 ayuntamientos y casi mil diputaciones locales.

No obstante lo anterior, la sociedad y la opinión pública nos exigen resolver asuntos pendientes, lo cual es, ni más ni menos, que nuestra obligación. Por este motivo, nuestro exhorto es a que nos concentremos en la labor legislativa, que hagamos un esfuerzo por atender y solventar, mediante el diálogo, las responsabilidades que hemos aplazado porque se adelantó la coyuntura política-electoral. No podemos permitir que nos vuelva a pasar lo que aconteció al inicio del periodo pasado cuando los intereses partidistas obstaculizaron el normal desarrollo de los trabajos de esta Asamblea.

Son muchos los logros de esta Legislatura que hoy comienza su último periodo ordinario, sin embargo, para la opinión pública, en muchas ocasiones pesan más nuestras omisiones. Transformemos la narrativa de los últimos meses para transitar hacia un verdadero compromiso de poner todo lo que esté en nuestras manos para concretar lo que esta Legislatura aún puede cumplir.

Entendamos que este recinto no es el lugar en donde se ganan o se pierden elecciones, sino un espacio para el diálogo y el debate con altura de miras sobre lo que es mejor para el país y para su gente. Si lo que realmente se quiere es actuar en beneficio de las y los mexicanos, el Congreso de la Unión no puede ser arena de lucha entre rivales con posiciones irreconciliables, sino el punto de encuentro de quienes a fin de cuentas comparten el mismo propósito: trabajar a favor del progreso de México.

Además de los diversos asuntos que han sido aplazados por falta de consenso, tenemos un enorme rezago, tanto en comisiones como en el Pleno. Hay varios nombramientos que urge resolvamos, pero también tenemos un número significativo de dictámenes que no hemos abordado. Hay aproximadamente 3 mil 300 iniciativas que las comisiones no han discutido para aprobar o desechar; de igual manera, la Mesa Directiva tiene aproximadamente 60 dictámenes pendientes de someter a la consideración de la Asamblea, más los que se acumulen a partir de hoy.

Todo lo anterior representa mucho trabajo que debemos atender. Por ello insistimos en que es necesario tener muy claro cuál es nuestro principal trabajo, y éste, compañeros y compañeras, es el de legislar y el de asumir nuestra responsabilidad frente a los mexicanos. Esto no significa que pretendamos marginar el debate político, no, esa es también una actividad esencial de un Congreso, sin embrago, lo que proponemos es que éste no sea un pretexto o un obstáculo para poder cumplir con nuestra tarea principal.

Es así que consideramos prudente proponer que en todas y cada una de las sesiones de este último periodo legislativo, agotemos el tiempo reglamentario en los asuntos propiamente legislativos y que posteriormente, por acuerdo de la Mesa Directiva, se establezca tiempo determinado previamente para abordar los temas de la agenda política.

El exhorto va entonces en el sentido de obtener el mayor provecho de este nuestro último periodo ordinario de sesiones de la LXIII Legislatura para que todos, sin importar el color de nuestro partido, podamos ver a de frente a quienes hace tres años nos abrieron las puertas de su casa, nos contaron sus problemas, escucharon nuestras propuestas y confiaron en nosotros para representar sus intereses y decirles que hicimos todo lo posible para desempeñar dignamente nuestra labor ¡Que así sea, compañeros y compañeras!

Es cuanto, muchas gracias.