Dice el proverbio chino, si estás planeando para un año planta arroz, si estás planeando para una década planta árboles, si estás planeando para una vida entera planta educación.

Con la venia de la presidencia, compañeras y compañeros senadores.

Lo más trascendental que podemos brindarle a cada niña y a cada niño, a cada joven de Sonora, de Yucatán, de Jalisco, de Aguascalientes, de Zacatecas o de Oaxaca es una educación idónea, una educación de excelencia, una educación en la que se puedan desenvolver en un entorno propicio para cumplir sus sueños.

Hemos llegado a esta tribuna para sembrar la semilla de esa educación y plantamos en el centro de las decisiones de nuestra política educativa a lo más importante que tenemos en nuestro país, el porvenir de la nación, las niñas, los niños y los jóvenes de México.

Estoy seguro que en la más alta tribuna de nuestro país cada senadora, cada senador queremos un futuro brillante en la política educativa de nuestra República, que trascienda y somos nosotros los encargados de que esto suceda, por ello consideramos que si bien nuestra Carta Magna establece en su artículo tercero que toda persona tiene derecho a recibir educación, esto no es suficiente.

La educación de nuestra niñez y nuestra juventud debe cumplir con ciertas características para alcanzar adecuadamente sus objetivos.

En este sentido, la educación que imparte el Estado debe ser obligatoria, universal, inclusiva, pública, gratuita y laica.

Con esta ambiciosa visión, la Nueva Reforma Educativa constituye da un paso más hacia la mejora continua de la enseñanza, para formar mexicanas y mexicanos más libres, dueños de su futuro, ese futuro que se construye en las aulas de nuestras escuelas y con la guía y con el compromiso de nuestras maestras y maestros.

Por ello, es fundamentar destacar tres aspectos esenciales de la reforma educativa que tenemos a discusión:

Primero que nada, se reitera que corresponde al Estado la rectoría de la educación. La Federación y las entidades federativas asumirán la prestación de los servicios educativos, con base en principios y valores para lograr una transformación que lleve a un bienestar justo, democrático e igualitario.

Segundo, se reconoce a las maestras y maestros como agentes fundamentales del proceso educativo, que contribuyen a la transformación social, por lo que tienen derecho a acceder a un sistema integral de formación, capacitación y actualización.

Con esta medida se toman en cuenta las capacidades del magisterio y se transita de un sistema que impuso una evaluación punitiva, que lejos de buscar la mejora continua de la educación, privilegió el cumplimiento de métricas y estándares nacionales por encima de los derechos de los docentes.

Para el grupo parlamentario del Partido Verde el magisterio es pieza angular de esta reforma, como lo dijeron ayer los senadores Blanquita, Lupita y Casimiro hoy es el momento idóneo para reivindicar al movimiento magisterial, de que nuestras maestras y maestros dejen de estar en las calles exigiendo sus derechos y sean parte de las mesas de diálogo de negociación y de la toma de decisiones en materia educativa porque como bien lo decía Víctor Hugo, el porvenir está en la manos de los maestros en las escuelas.

Tercero y muy importante, la Reforma Educativa reconoce a las lenguas indígenas, como asignatura fundamental, esencia de nuestra nación, fomenta el respeto por la naturaleza, el impulso y cuidado al medio ambiente, como tema prioritario para la orientación integral de los planes y programas de estudio.

La educación ambiental es un tema prioritario para el Partido Verde por lo que aplaudimos su inclusión en los planes y programas de estudio.

Inculcar desde la escuela el cuidado a nuestros recursos naturales es necesario para reducir el deterioro ambiental, combatir el cambio climático y construir sociedades sostenibles.

Estas tres contribuciones de la Reforma Educativa perfilan un enorme cambio de fondo y con un nuevo enfoque la educación de México, con base en valores fundamentales como la igualdad, la paz y los derechos humanos.

De la misma forma es muy importante tener en cuenta que la educación es un tema de unidad y así en unidad debemos de buscar consensos y evitar confrontaciones de las fuerzas políticas, ya que todos queremos la mejora continua de la educación por el bien de México.

Es por ello que concuerdo con la postura de nuestra compañera, la senadora Beatriz Paredes, quien apunta que no podemos polarizar la discusión educativa, entre la apología del presente y la culpabilización del pasado porque corremos el riesgo de cancelar la posibilidad de construir el futuro.

En esta ecuación polarizar solamente resta, suma atención e incita a posibles agravios, aquí cabe señalar lo que Benjamín Franklin decía, educar en la igualdad y en el respeto es educar contra la violencia.

El día de hoy, las senadoras y senadores de la República tenemos en nuestras manos el destino que seguirá el sector educativo en nuestro país durante los próximos años.

Estoy cierto que en las divergencias podemos encontrar coincidencias para que entre todos construyamos una reforma que beneficie a cada niña, a cada niño y a cada joven mexicano.

Esa reforma que deja atrás intereses partidistas y fortalezca y favorezca a la unidad que tanto requiere México.

Como Oaxaqueño es un alto honor posicionar en un día tan trascendente, mi estado no se podía quedar atrás en este diálogo permanente para construir una reforma educativa desde su cimiento, una reformar que incluya a todos los actores fundamentales que la integran: maestros, padres de familia, los gobiernos de los estados, el gobierno federal con un solo fin superior, nuestras niñas, nuestros niños y nuestros jóvenes.

Oaxaca como ejemplo protagonista, al igual que sus hombres ilustres, Oaxaca la tierra de Juárez, la tierra de Díaz, la tierra de Flores Magón, Oaxaca la tierra de dos próceres en materia educativa; José Vasconcelos y Víctor Bravo Ahuja no se podía quedar atrás y Oaxaca como una brújula del sureste, en donde la realidad es muy distinta de otros estados, del centro, del norte de la República, pero que siempre vibrante está pendiente de sus maestros y de sus alumnos. Para que como decía José Martí, valgan más las trincheras de ideas que las trincheras de piedra.

Las senadoras y senadores del Partido Verde votaremos a favor de una reforma educativa, sin embargo presentaremos una serie de reservas para mejorar su contenido, unidos, siempre pensando en el bien de México.

Asimismo participaremos de manera activa en la construcción de acuerdos para la elaboración de las Leyes Secundarias y del Presupuesto Educativo 2020, a fin de que los beneficios plasmados en la Reforma Educativa se conviertan en una realidad tangible, sostenible, que trascienda más allá del tiempo, con un solo objetivo, construir un nuevo México que haga de la educación su hoja de ruta para alcanzar la tan anhelada justicia social.

Es cuanto señor presidente, muchas gracias.