Con la venia de la presidencia,

Compañeras y compañeros legisladores:

Es un honor haber nacido en Oaxaca. Abreviar de su mística, de su folclor, de su herencia progresista. Es un honor haber nacido en la tierra del Presidente Juárez. Hace mucho tiempo que desde el centro del poder político no se le dimensionaba como se debía.

Se sacaron sus retratos de Palacio Nacional y se le pretendió desterrar de la historia de México, pero el legado del Coloso de Guelatao es tan grande, que la ignorancia de la historia no lo inmuta; no altera su gesto. Aún a pesar de los necios intentos por exhumarlo del panteón de la Patria, Juárez permanece impasible, como siempre lo fue.

A Juárez le debemos nuestra segunda independencia, nuestro tesoro de libertades, la espina dorsal de nuestro entramado institucional, nuestro código de ética, el ejemplo de austeridad, de honradez y de humildad.

La Constitución de 1857, fue obra de un solo hombre que supo liderar a toda una generación de hombres brillantes que amalgamaron sus talentos para hacer que la historia del siglo XIX fuera la historia del liberalismo político.

Sin la impronta de Juárez, Hidalgo, Morelos, Guerrero, Iturbide y todos los artífices del movimiento independentista, no seguirían brillando con la luz que hoy lo hacen.

Más allá de colores, de ideologías, de filias o de fobias, hoy se ha declarado la voluntad de transformar, una vez más, la vida pública de México. Es el tiempo preciso y es la coyuntura propicia para hacerlo desde una nueva base de legitimidad democrática.

Y Juárez es quien preside, con toda la riqueza y profundidad de lo que su ideario político representa esta transformación.

Que los servidores públicos no puedan disponer de las rentas sin responsabilidad; que la respetabilidad del gobernante le debe venir únicamente de la ley y un recto proceder; que los hombres no son nada y los principios lo son todo; que nada debe ser por la fuerza, todo por el derecho y la razón; que la paz debe de ser destino normal del respeto al derecho ajeno; que los gobernantes de una sociedad no deben tener más bandera que la ley; que es imposible, moralmente hablando, que la reacción triunfe; que el patriotismo opera milagros; y que el deber de todo representante popular es no atender a los que sólo representan el deseo de un corto número de personas, sino a la voluntad general.

Desde el Poder Legislativo somos los representantes del pueblo de Oaxaca, los embajadores por excelencia del juarismo que nunca se ha ido, pero que hoy retorna a ocupar el lugar que la historia le ha conferido.

Como legisladores y representantes del pacto federal, pieza angular de nuestra República, debemos mantener vivo el pensamiento juarista y trabajar en todo momento por el bien y la prosperidad de la Unión.

En el Partido Verde privilegiamos los acuerdos, porque antes que el partido está México. Ponemos las coincidencias por encima de las diferencias, lo social por encima de lo ideológico. La representación nacional se forma para servir a México y no para satisfacer egoístamente intereses de grupo.

Independientemente de quién haya recibido más votos o quién menos, todas y todos quienes ocupamos una curul o un escaño somos depositarios de un voto que vale exactamente lo mismo.

En un aniversario más del nacimiento del Benemérito de las Américas, con su ejemplo y en su nombre, patentizo mi reconocimiento al Presidente Andrés Manuel López Obrador por haber acudido allá a Guelatao a Oaxaca y celebro que su gobierno, orientado por los criterios de la justicia social, decida que primero es el sur y que primero los pobres.

Es cuanto,

Por su atención muchas gracias.

PARTIDO VERDE ECOLOGISTA DE MÉXICO