Con su venia, señor Presidente sea usted bienvenido.

Compañeras y compañeros Senadores

Señor Secretario de Hacienda, mi amigo, José Antonio Meade Kuribreña

De lo que aquí se ha expresado, se desprende que de lo que va de la administración federal actual, el quinto año de gobierno ha resultado quizá el de mayores retos, tanto en lo económico, como en lo financiero, en la política exterior y en materia de desastres naturales, entre otros desafíos.

La elección de Donald Trump ha significado un giro inesperado que, de entrada, presionó en su momento el tipo de cambio a máximos históricos de 22 pesos por dólar en enero, y presionó al alza la inflación en el país. No obstante, lo más importante fue el giro de 180 grados que ha implicado esa elección no sólo para los destinos de la relación con México, sino para los paradigmas que habían regido al mundo entero hasta ahora, basados en una creciente integración global y comercial que era la tendencia que se tenía de manera armónica en el mundo antes de la llegada de Trump al gobierno de Estados Unidos.

Y no es para menos. Sus ideas contrarias al libre comercio, la globalización, al cambio climático y su especial aversión a todo lo que tenga que ver con México y los mexicanos, han obligado al replanteamiento de las relaciones económicas bilaterales entre nuestras naciones. Esta misma semana dio inicio la cuarta ronda de negociaciones del Tratado del Libre Comercio, y no hemos estado exentos de las expresiones amenazantes del presidente americano.

En este contexto externo que hemos descrito que es imprescindible que el gobierno de la República, como lo ha hecho, hiciera un esfuerzo de responsabilidad y disciplina financiera fiscal, que le permitiera cumplir con sus objetivos de contención del déficit y de reducción de la deuda pública como porcentaje del PIB hacia el cierre de la administración, mismos que ya se han alcanzado.

Afortunadamente, la Reforma Hacendaria y los esfuerzos que ha hecho el gobierno Federal, han permitido minimizar la amplia dependencia de nuestras finanzas públicas de los ingresos petroleros.

En el 2017 a cumplir con la meta de alcanzar un superávit primario, que como ya explicó el Secretario Meade, hará posible una reducción de la deuda pública como porcentaje del Producto Interno Bruto, que cerraría en alrededor del 48 por ciento. Esto, en línea con la trayectoria de consolidación fiscal que se comprometió desde 2013.

En suma, a pesar de este entorno desfavorable, México sigue creciendo, y ha dejado atrás los pronósticos más pesimistas de principios de año.

El propio Fondo Monetario Internacional esta misma semana, elevó su expectativa de crecimiento para nuestro país a 1.9 por ciento para este 2017, desde el 1.7 por ciento en donde se mantuvo y se mantendrá su pronóstico para 2018 en 2 por ciento.

En definitiva, como aquí lo ha expresado, Secretario, el crecimiento de nuestra economía tiene sólidos fundamentos que la respaldan, y que se manifiestan en las cifras de creación de empleo formal sin precedentes, con el consumo privado nacional en expansión, y con exportaciones que reportan un crecimiento de más de 10 por ciento de enero a agosto pasado.

El promedio anual de crecimiento de la economía mexicana, en los primeros cuatro años de esta administración, ha sido de 2.1 por ciento, que se compara favorablemente con el 1.2% del mismo periodo de la administración pasada y al 1.4% de la anterior a ella. Los números, no mienten.

El desempeño de la economía nacional aprueba con una buena nota, en la que el Gobierno Federal cumple con su deber de dar certeza y estabilidad, como requisitos indispensables para dar confianza a la inversión nacional y extranjera.

Pese a lo anterior, es innegable que seguimos teniendo un México que crece a dos velocidades, con un norte y centro del país avanzando a un ritmo más acelerado, mientras el sur se sigue rezagando, ampliando una injusta brecha de desigualdad que no nos deja nada bueno.

Por ello, desde el gobierno, hay que decirlo, y hay que decirlo claro, también dentro de este Senado de la República y de la Cámara de Diputados, donde se trabajó para sacar adelante el ambicioso proyecto de Zonas Económicas Especiales, que como en múltiples experiencias internacionales, proyecta apoyar un desarrollo más articulado en las regiones más marginadas del país, y en particular estados como Oaxaca y nuestro Chiapas.

Su objetivo es detonar desarrollo, su objetivo es detonar inversión a donde la inversión hoy no llega.

Compañeras y Compañeros Senadores:

La coyuntura de adversidad económica a la que hemos aludido, ha tenido un innegable una agravante con los fenómenos naturales que padecimos el mes pasado. Los dos grandes sismos que desafortunadamente golpearon a nuestra nación de manera significativa en el centro y en el sur del país, vino a desnudar el grado de vulnerabilidad como la que se vive en los estados más pobres de este país como son Oaxaca y Chiapas.

Afortunadamente con la pronta y eficaz respuesta del presidente Peña Nieto, y de su gabinete, así como del gobernador Velasco se ha superado la situación de emergencia y ahora se está en la reconstrucción y reactivación económica que tanta falta le hace a Chiapas y al sureste mexicano.

Como chiapaneco he sido testigo del esfuerzo del presidente Peña Nieto, del Doctor Meade, para que fluyan de manera inmediatacursos necesarios para atender la emergencia derivada de los sismos.

La reactivación de la economía del surestes es fundamental y por eso que esto se dé de la mano con la iniciativa y ahora una realidad de las zonas económicas especiales es muestra de que se está comenzando a ver una realidad y que se está comenzando con el pie derecho.

Acciones como ésta, estamos convencidos que irán ha consolidar las acciones para las grandes desigualdades que vive nuestro país. Dicho sea de paso se ha alcanzado sin modificar estas acciones, la estructura tributaria nacional pues no se propusieron nuevos impuestos ni el incremento de tasas de los ya existentes, como se plasmó en el Paquete Económico para el Ejercicio Fiscal del 2018 que se está analizando actualmente.


Hay pues una evolución favorable de la reforma hacendaria emprendida por la administración del Presidente Peña Nieto, gracias a la cual se ha logrado la trayectoria de consolidación fiscal, a partir de un incremento en la recaudación, una mayor base de contribuyentes y una simplificación tributaria.

El tiempo le ha dado la razón a los legisladores que estábamos convencidos de que, al aprobar las reformas estructurales, íbamos en la dirección correcta, de tal suerte que su adecuada implementación ya ha rendido sus primeros resultados, en beneficio de todos los mexicanos.

Por último, pero no menos importante, debemos destacar la labor de la Secretaría de Hacienda en el cabal cumplimiento de los mandatos legales que le impuso el Congreso de la Unión, en materia de disciplina financiera de los gobiernos locales, para evitar que el dinero de todos los mexicanos beneficien a alguien en particular.

En conclusión, compañeras y compañeros legisladores, señor secretario de Hacienda, la economía mexicana se encuentra viva y se encuentra en marcha.

Estamos conscientes de la coyuntura económica adversa que enfrenta nuestro país, pero también reconocemos el talento y el liderazgo del gobierno de la República para salir adelante, a partir de una política fiscal adecuada, medidas de austeridad y disciplina financiera que se han venido implementando.

Bajo ninguna circunstancia podremos sentirnos satisfechos, pero sin duda alguna se están sentando las bases para que México cuente con mejores condiciones hacendarias, para solventar las necesidades de una sociedad que demanda mejores sueldos, más empleo y mayores índices de bienestar.

Agradecemos y le agradecemos Doctor José Antonio Meade, que como cabeza del sector hacendario del Gobierno de la República ha demostrado ser un gran servidor público y más allá como aquí se ha comentado de todos los cargos en las diferentes secretarias que ha tenido, lo importante y relevante es que ha sabido cumplir con cabalidad en cada una de ellas, como servidor público de México, de ningún partido y de ninguna sigla.

Es cuanto señor presidente.