Con su venia señor presidente. Compañeras senadoras y senadores

Las ciudades son el mejor invento de la humanidad. Autores, como Horacio Capel, señalan así el valor y la importancia que tienen las ciudades en el desarrollo de la sociedad.

Los asentamientos humanos son la piedra de toque para el progreso social, es a través de este conglomerado de personas, de servicios, de bienes y oportunidades, que se logra generar potencial económico, político y cultural.

Nosotros entendemos las ciudades son lugares donde la vida se simplifica y se socializa el progreso, donde encontramos mayores oportunidades de empleo, donde encontramos también mayores oportunidades de asistir a lugares académicos con una gran diversidad, donde se encuentran los centros de salud, los hospitales, donde podemos satisfacer todas las necesidades y donde el ama de casa, la familia puede vivir tranquilamente, también donde se tienen los lugares de recreación, de ocio, estos múltiples beneficios que generan las ciudades han motivado a más de la mitad de la población mundial a vivir en entornos urbanos y se estima que para 2050 más del 70 por ciento de la humanidad viva en ciudades, nada más que en América Latina esta cifra ya ha sido rebasada.

En México, hablemos específicamente, esta expansión urbana ha ido creciendo año con año, imagínense en 1950 nuestro país contaba con menos del 43 por ciento de la población viviendo en un entorno urbano, hoy a más de 60 años, la población casi se ha duplicado, a aquellas que vivimos en estas poblaciones urbanas. Estamos hablando que un 80 por ciento de la población vivimos en ciudades.

Es entonces cuando hablamos que el crecimiento ha sido exponencial, espontaneo, pero desafortunadamente desordenado nuestras ciudades se encuentran desbordadas. Los asentamientos humanos han rebasado los límites de las ciudades, superando su capacidad de carga y sobre todo generando graves conflictos entre los municipios para otorgarles los servicios.

Esta necesidad real y que además es muy apremiante, porque lacera día con día a los individuos, a las personas, a las familias, a aquellos que queremos disfrutar y sobre todo queremos vivir tranquilamente.

El modelo urbano es entonces que en nuestro país, en las últimas décadas el que sea llevado acabo desafortunamente hoy en día es inoperante, hoy es un fracaso, porque esta gran promoción que se ha dado a la expansión de las ciudades, ha separado a las familias, hoy se invierte grandes cantidades de tiempo para poder desplazarse entre la casa y el centro de trabajo, o bien la casa habitación y el lugar de recreación y más aún, inclusive entre la casa y los lugares de educación.

Hoy más que nunca, requerimos hacer un cambio de fondo en estos procesos, necesitamos también adaptar y adoptar nuevas formas y además de dar ordenamiento a a este crecimiento que hoy es desordenado.

Nuestro modelo que hoy es un modelo urbano segregado ha demostrado ser incapaz para generar una respuesta a las necesidades de la población como ya lo habíamos comentado, generando inequidad, ineficiencia y por su puesto es poco sostenible.

Conscientes de la realidad en que vivimos, durante legislaturas previas se han realizado grandes esfuerzos para responder a este proceso acelerado y descontrolado, es entonces un día histórico, sí un día histótico, porque aunque no es una reforma constitucional, sí va a cambiar la vida de millones de mexicanas y mexicanos.

Este dictamen que hoy ponemos a su consideración es el trabajo conclusivo en el que se han aportado por supuesto muchas iniciativas de legisladores de todos los grupos parlamentarios, expertos en urbanística, en desarrollo urbano y en vivienda, académicos, instituciones y asociaciones civiles.

Por ello, si ustedes me lo permiten quiero reconocer el trabajo que desde la Comisión de Vivienda se ha venido realizando de manera institucional e incondicional, la arquitecta Sara Topelson, así como la participación de los integrantres del Observatorio Nacional de Vivienda, porque con ellos y a través de ellos hemos aportado desde la vivienda, la perspectiva de este derecho humano del cual se desprenden todos los demás derechos reconocidos por esta norma.

Ante la realidad que vivimos, desde el legislativo debemos generar el andamiaje suficiente para promover el ordenamiento territorial a nivel nacional, estableciendo desde la legislación general las bases para generar ciudades orgánicas, ciudades incluyentes, compactas, competitivas que fomenten por supuesto estos recursos y sobre todo la vida de los seres humanos.

La ley que se discute y se pondrá a consideración, integra un marco normativo avanzado que compagina principios de derecho internacional en el accionar gubernamental distribuyendo facultades para el correcto funcionamiento de las autoridades en sus respectivos ámbitos competenciales.

Esta ley privilegia la densificación y la expansión urbana ordenada, racionalizando el uso del suelo y la protección de las áreas naturales.

En atención al fenómeno metropolitano, se establece un nuevo régimen de gobernanza al interior de las conurbaciones y zonas metropolitanas para asegurar el correcto funcionamiento de zonas que rebasan la capacidad operativa y sobre todo la gestión de los municipios.

Sin lugar a dudas, las aportaciones en materia de movilidad, de espacios públicos, de transparencia y de participación ciudadana generan el marco idóneo para democratizar la forma de vivir en las ciudades.

Una de las más amplias aportaciones que realiza la presente ley que se pone a consideración, es el concepto de Derecho a la Ciudad, el cual ha sido adaptado por distintos órganos internacionales y hoy se garantiza desde la Ley General para que todos las personas puedan gozar y disfrutar de los centros de población y asentamientos humanos.

Dentro del marco de las ciudades y los asentamientos humanos, es necesario también señalar el papel fundamental de la vivienda en el desarrollo urbano y el ordenamiento territorial.

Todo crecimiento de los centros de población gira en torno a la vivienda y a su ubicación.

La vivienda es el eje articulador del derecho a la ciudad, es una condición sin la cual no existiría ciudad, por eso es tan relevante que las políticas de asentamientos humanos partan tomando como referencia a esta, a la vivienda, generando las acciones encaminadas a satisfacer las necesidades de la gente.

Con esta Ley se harán ciudades más humanas, que brinden mayores espacios públicos de acuerdo a la población, y además que se adapte a su calidad de vida y que permitan el uso de suelos mixtos que permitan mezclar zonas residenciales, de trabajo y comerciales para hacer ciudades así más vivas, que se pueda vivir más plenamente en ellas.

Compañeras y compañeros:

Sé que todos coincidimos en las necesidades que vivimos en cada una de nuestras ciudades.

Nuestro modelo urbano requiere entonces un cambio fundamental que desde la legislación general permeé en los distintos niveles de gobierno para lograr la uniformidad y ordenación del territorio que necesitamos.

Hoy devolvemos el carácter de humano a nuestras ciudades. Revindiquemos el papel de la persona al centro de los asentamientos humanos para generar lugares habitables donde se propicie la convivencia y podamos vivir en paz.

Hagamos ciudades donde podamos vivir con seguridad, con calidad de vida y con estricto respeto a los derechos humanos.

No quisiera terminar sin antes agradecer,  por supuesto, el trabajo y la coordinación de la Sedatu, de la participación también de la Universiad Autónoma de México, por supuesto de los presidentes de las Comisiones, de Francisco Búrquez, el reconocimiento a su trabajo y Alejandro Encinas y también de mi compañera con licencia Ana Lilia Herrera quien impulsó también esta ley.

A los integrantes de las comisiones, a los equipos y a todos muchas gracias.

Hoy es parte de la historia de México y que dará por supuesto mayor calidad de vida a las personas y a las familias, es en el México en el que creo.

Muchas gracias.