Con su permiso diputada presidenta.

Compañeras y compañeros diputados.

El día de hoy conmemoramos en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, en recuerdo a la convocatoria que formularon en 1908 las Organizaciones de Mujeres Socialistas como un acto genuino y revolucionario que invitó a las trabajadoras a realizar amplias manifestaciones públicas para luchar por el legítimo derecho de participar en la elección de gobernantes y, sobre todo, por la igualdad de sus derechos frente al hombre.

Fue en el año de 1857 cuando miles de mujeres que prestaban sus servicios en las fábricas se manifestaron en contra de las condiciones en las cuales desarrollaban sus labores, lo que constituyó la gran marcha de las trabajadoras textiles. Este grupo de valientes mujeres tomaron la fábrica textil donde trabajaban en Nueva York para exigir incondicionalmente igualdad de salarios y una jornada de diez horas de trabajo, lo cual terminó lamentablemente con la vida de 129 mujeres trabajadoras a consecuencia de un incendio provocado.

En México el trabajo constante que hemos realizado las mujeres en contra de la discriminación, la marginación, la violencia y a favor de la igualdad ante la ley, ha escrito páginas extraordinarias de nuestra historia, desde la celebración del Congreso Feminista de 1916, así como la aprobación del voto femenino, hasta la expedición en 2007 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

El anhelo de igualdad entre mujeres y hombres consagrado en nuestra Constitución Política y la prohibición de discriminar por razón de género, no solamente entraña la existencia de un trato injustificado sino que, sobre todo, confirma y alienta la decisión histórica de acabar con una situación falsa de inferioridad atribuida a la mujer en la vida social, laboral y familiar, áreas en donde aún tenemos una deuda pendiente con ellas como legisladores y como sociedad.

Desde 1953, cuando nuestro país reconoció su derecho al voto, una de las luchas fundamentales de las mujeres mexicanas ha sido su enérgica posición ante la desigualdad en materia política, la cual sigue siendo una de las principales demandas de las ciudadanas en nuestro país. Si bien ahora las leyes electorales obligan a cumplir criterios de paridad de género que permiten en esta Legislatura tener 42 por ciento de sus integrantes mujeres, todavía existen otros espacios en donde el acceso de las mujeres al ejercicio del poder y su participación en la toma de decisiones es escasa y en ocasiones nula.

Por citar un ejemplo de lo anterior, en los gobiernos municipales, de las 2,461 alcaldías y delegaciones, sólo 220 están gobernadas por mujeres, es decir apenas el 9% de éstas.

En el ámbito económico, la participación de las mujeres se ha vuelto cada vez más significativa, gracias a que hemos ido por propio derecho ocupando sitios y niveles importantes en la educación, la administración de negocios, la ciencia, el arte y sobre todo en la destacada responsabilidad de conducir y aglutinar los legítimos derechos e intereses de la familia.

Desafortunadamente, aún existen muchas desigualdades en el acceso a puestos de trabajo a nivel de dirección, tanto en el sector público como en el privado.

Este 8 de marzo es una oportunidad para hacer un recordatorio de los avances que las mujeres han alcanzado para el reconocimiento de sus derechos y el trato igualitario, para lo cual hemos tenido que librar una larga y decidida batalla, pero también debemos reconocer que los ataques en contra de la mujer siguen vigentes en todo el mundo, y en México los feminicidios no son, como quisiéramos, un capítulo concluido, sino un reto para la procuración de justicia, la cual debe garantizar que se castigue de modo ejemplar y con todo el peso de la ley a quienes cobardemente ejercen violencia contra las mujeres hasta provocarles la muerte.

No podemos pasar por alto que el 90% de las víctimas de violencia sexual son mujeres; que el 62.7% de las mujeres ha sufrido violencia doméstica, y el 47% han sido agredidas por su pareja. Adicionalmente, existen a nivel internacional dos indicadores de la violencia y desigualdad que sufren las mujeres. El primero de ellos es la Trata de Personas con fines de Explotación Sexual, en donde el 80 por ciento de sus víctimas son mujeres. El segundo, se refiere a la discriminación en el trabajo, el cual indica que 26 de cada 100 mujeres se enfrentan a estos actos de manera cotidiana, los cuales van desde el acoso sexual laboral, actos discriminatorios por su edad, peso, estatura, hasta percibir salarios diferentes a los hombres a pesar de que realizan las mismas labores.

Sin duda alguna, todavía es ardua la lucha que nos espera para lograr una plena igualdad en todos los ámbitos de la vida. El reto es erradicar estereotipos culturales y perfiles conductuales que acentúan en la realidad, falsas diferencias que contribuyen a la discriminación de género y que aún soportan las mujeres en México y en todo el mundo.

En el Partido Verde Ecologista de México ratificamos este 8 de marzo nuestro compromiso por: promover la igualdad de género en el ámbito laboral, social; fomentar el respeto a los derechos humanos y la no discriminación; velar por la salud, seguridad y bienestar de las mujeres; y promover su educación, formación y desarrollo profesional.

Es cuanto.

PARTIDO VERDE ECOLOGISTA DE MÉXICO