Con el permiso de la presidencia;
La idea de una nación libre y soberana es la que siempre ha prevalecido en los momentos más decisivos de la historia de nuestro país. Y aún cuando pareciera que vivimos en un momento donde todos los ideales los damos por hecho, lo cierto es que la realidad nos muestra cómo persiste la necesidad de retomar estos preceptos fundamentales para guía de nuestro actuar como representantes del pueblo.
En el marco de este acto conmemorativo de la promulgación del acta de la federación de 1824, resulta pertinente recordar algunos de los postulados en aras tener una base sobre la cual asentar las decisiones que darán rumbo al país en los años venideros.
Primero retomo su artículo segundo, en la que establecía que "La nación mexicana es libre e independiente para siempre de España o de cualquiera otra potencia", plasmada en la Constitución de 1824. También señalaba que la nación "no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona".
Lo retomo porque resalta cuestiones muy importantes en el marco de una discusión tan importante para la nación como la que se está dando con la reforma eléctrica y que involucra precisamente cuestiones como la soberanía y el espíritu republicano en cuanto al único interés que debe prevalecer en el ámbito público, es decir, el interés general.
También quiero citar el artículo tercero de la Constitución de 1824 que radica en la soberanía y establece que ésta reside "radical y esencialmente en la nación, y por lo mismo pertenece exclusivamente a ésta el derecho de adoptar y establecer por medio de sus representantes la forma de gobierno y demás leyes fundamentales que le parezca más conveniente para su conservación y mayor prosperidad, modificándolas o variándolas, según crea convenirle para su desarrollo".
Invoco este artículo recalcando, al igual que en el anterior, su pertinencia en el marco de las discusiones que nos ocuparán en los días por venir. El debate que se avecina será intenso, sin embargo, sin importar nuestra postura ideológica, debemos recordar que nuestro actuar como legisladores debe apuntar al bienestar de nuestro pueblo.
La conmemoración de hoy nos recuerda, que siempre debemos actuar en beneficio de nuestros representados, especialmente de quienes tienen menos, de los más desfavorecidos, de los olvidados y de los excluidos. Es preciso centrar nuestras decisiones en miras de alcanzar, como bien lo señalan los preceptos que he citado, a la conservación y mayor prosperidad de la nación.
Hoy debemos reivindicar las mejores causas de las constituciones que hemos tenido, especialmente las inspiradas en el Acta Constitutiva de 1824 de consolidar una nación soberana y próspera, libre de cualquier interés ajeno al bienestar general sin importar si este es nacional o extranjero, es decir, en consolidar una nación que ofrezca un mejor futuro para todos quienes formamos parte de ella.
Es cuanto.