Con su venia Diputada Presidenta, compañeras y compañeros diputados;

Vengo a esta tribuna por los que no tienen voz y exigen atención de nuestra parte, las madres jefas de familia.

Forjar una democracia incluyente, implica que todas las voces sean escuchadas; de no ser así, los problemas graves se vuelven cotidianos e invisibles.

Y lo anterior, a nadie favorece; por eso preocupa, que todavía haya uno de esos temas sin resolver como el de las madres jefas de familia; un problema social que existe y no se puede tapar el sol con un dedo.

Son mujeres que enfrentan solas la responsabilidad de sacar adelante a sus hijos, cabezas de hogar que viven al día y que la comida de su mesa, depende de su trabajo diario.

Que no tienen el derecho de enfermarse, ni mucho menos el permiso de morir, porque primero están sus hijos, porque su presencia, cuidados, trabajo y salario, aunque precario e insuficiente; es la única esperanza de vida para sus hijos.

Estos niños, son el presente y el futuro de México, cuesta más ignorarlos que apoyarlos.

Nuestras jefas de familia suman, restan y calculan todo el día, la mejor fórmula para cumplir con sus roles de madre, padre y trabajadora; viven estresadas, agobiadas y cansadas, pero al final del día orgullosas del deber cumplido.

Sin duda, ser mujer en este país condena a la discriminación, inequidad, injusticia, violencia e intolerancia; pero vemos que ser madre jefa de familia, es todavía peor.

De ahí, que los hogares con madre jefa de familia crecen al año un 28.5%; al menos 3 de cada 7 hogares tienen al frente a una mujer.

En México, 9 millones de madres jefas de familia sostienen su hogar y cubren alimento, educación, transporte y vivienda de su familia, pero sólo 6 de cada 10, son asalariadas.

Y a todas ellas, solo les ofrecemos quimeras, pero siguen siendo mujeres con quienes el Estado y la sociedad guardan una deuda pendiente, porque contra viento y marea, desafían toda clase de retos, luchan por sus hijos con lo que tienen y como pueden.

Urge que esta legislatura llamada de la paridad, despierte y haga algo.

Por eso, presento esta iniciativa que crea la Ley General para la Protección y Apoyo de las Madres Jefas de Familia, a nombre de las mujeres que necesitan apoyo para ellas y sus hijos, que están solas y se sienten solas.

Piso parejo y apoyos concretos, que mejoren sus condiciones de vida.

Sabemos que la pobreza supera el recurso.

Los dineros de los que dispone el Estado son limitados, por lo que estamos proponiendo que este apoyo sea otorgado a las mujeres con mayor nivel de marginación económica y que la ayuda se distribuya hasta que sus hijos alcancen la mayoría de edad.

Vamos con esta iniciativa, por mejores oportunidades de atención médica, psicológica, educación, becas, capacitación, empleo y un salario justo.

Vamos por un Consejo Nacional para la Protección de las Madres Jefas de Familia, órgano autónomo que elaborará y evaluará las propuestas, programas y políticas públicas que ellas requieran.

Compañeras y compañeros diputados, a nuestras madres jefas de familia no podemos dejarlas en el olvido, debemos voltear a verlas, apoyarlas y acompañarlas.

El tema de las madres jefas de familia en nuestro país no es nuevo o menor, por el contrario, representa una deuda histórica con este sector y con todas las mujeres en su conjunto.

No hemos podido verdaderamente permear no sólo en las manifestaciones permanentes y actuales de las problemáticas que enfrentan las mujeres cabezas de familia en nuestro país y tampoco los factores que las detonan. En otras palabras, no hemos incidido favorablemente en sus necesidades ni mucho menos en la raíz de estas.

Se debe señalar que son retos muy difíciles, con muchos ángulos tanto en lo económico, educativo, laboral y cultural, por mencionar algunos.

Si lo anterior no fuera suficiente, tenemos la particularidad de que en materia económica y en el día a día que sortean nuestras madres jefas de familia para sacar adelante a sus hogares , no es nada sencillo. Todo lo citado anteriormente se convierte en una desventaja estructural histórica que condena no sólo a las mujeres jefas de familia a la pobreza, sino a los que dependen de ella que son sus hijos.

Por lo que considero no solo es necesario sino muy urgente que quienes integramos esta soberanía legislemos al respecto, sobre todo en favor de todas las mujeres de nuestro país, pero particularmente de nuestras mujeres jefas de familia.

Este sería un buen precedente y pilar para generar en nuestra sociedad esa mayor sinergia en materia de apoyos sociales para las madres con el objetivo de mejorar las condiciones presentes y también futuras de ellas y de quienes dependen de su trabajo.

No podemos seguir permitiendo que en nuestro país y en nuestra sociedad el ser madre jefa de familia sea una condena a renunciar al disfrute y goce de las garantías individuales o personales a las que tienen derecho a acceder.

Las aspiraciones personales de las madres jefas de familia deben ser atendidas a la par, con la misma prontitud y urgencia que las demás propósitos familiares. Lo anterior es un punto que muchos hemos olvidado y dejado de lado.

Si de verdad, quienes integramos la primera legislatura paritaria en nuestra historia, tenemos el compromiso de ofrecerles a ellas la certidumbre institucional y un mejor panorama para su futuro y de quien depende de ellas.

Como representantes populares, estamos obligados a hacer algo en favor de todas ellas.

Aunque las madres jefas de familia son parte de una estadística que nadie quiere ver, es nuestro deber llevar a cabo los trabajos que sean necesarios para atender el problema.

Es cuanto, diputada presidenta, muchas gracias.