Muy buenas tardes, sean todos bienvenidos a este recinto. A este esfuerzo común que hemos organizado la Cámara de Senadores, SEMARNAT, la Conanp; desde luego mis compañeros diputados y diputadas integrantes de la comisión que hoy me acompañan y Jean Baptist Sabatié, de la Agencia Francesa de Desarrollo.

Este esfuerzo tiene un fin común que es: seguir impulsando todo aquello que resulte benéfico para garantizar el futuro, de eso se habla, de garantizar el futuro, el nuestro y de quienes aún no nacen.

Para el establecimiento de un Área Destinada Voluntariamente a la Conservación (ADVC) solo se precisa de un elemento básico y primordial que da certidumbre y fortaleza al propietario y, por ende, al mecanismo de certificación. Ese elemento es la "voluntad por conservar", sin este ingrediente los esfuerzos humanos y económicos que se inviertan en la conservación de las especies o de los ecosistemas no rendirán ningún fruto, sino por el contrario, se convertirán en procesos conflictivos y desde luego de cortas expectativas.

Las consecuencias de esa voluntad para conservar permiten la permanencia de proyectos ecológicos, económicos y sociales de mayor trascendencia, así como la conservación y el mejoramiento de los servicios ambientales. Todos somos beneficiarios de los servicios ambientales, por lejos que esté el sitio que nos probé.

Así tenemos el caso de la regulación de la temperatura; la regulación de la humedad; el control de la erosión; la mejora en la infiltración y recarga de acuíferos; el control de flujos hidráulicos; la conservación de la diversidad biológica, y el desarrollo sustentable.

Ejemplo de lo anterior es el que se presenta en la comunidad de "San Pedro y San Felipe Chichila", que en el año 2008 se certificó como ADVC al predio denominado "Cerro Los Manantiales", con una superficie de 3,903 hectáreas en el municipio de Taxco, en el estado de Guerrero[1] y que tenemos el gusto de contar con su asistencia el día de hoy. Cabe destacar que desde 2003 dicha comunidad cuenta con un convenio suscrito con el Ayuntamiento de Taxco de Alarcón, a través del cual este último les paga a los comuneros por conservar los recursos forestales que favorecen la captación de agua y, a partir de dicho antecedente:

En el año 2006, la comunidad fue beneficiaria del Pago de Servicios Ambientales Hidrológicos (PSAH) de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), en el cual se reconocieron dos mil hectáreas como parte del programa, y en el año 2009, se firmó un convenio de PSAH a través de Fondos concurrentes del municipio de Taxco con CONAFOR por una cantidad de tres mil millones 900 mil pesos divididos en tres años. El pago se destinó a los 272 comuneros de San Pedro y San Felipe Chichila para conservar y restaurar una superficie de mil 315 hectáreas de bosque de encino.

Los esfuerzos para conservar los bosques de la comunidad y mejorar la captación de agua han servido para beneficiar a una población de más de 52 mil habitantes[2]. Cabe destacar que los bosques de la comunidad aportan el 48% del agua que se distribuye en la ciudad de Taxco, que cuenta con una densidad poblacional de 108 mil 416 personas[3].

Otro ejemplo de los servicios ambientales que aportan las ADVC es el que se presenta en el estado de Tlaxcala, donde se anunció una inversión de 2.5 millones de pesos para el equipamiento de un pozo de agua potable que fue perforado recientemente en el ejido Miguel Lira y Ortega, beneficiando a 700 personas de la localidad[4].

En 2014 el ejido Miguel Lira y Ortega destinó voluntariamente a la conservación el predio denominado "Área Natural Protegida Ejido Miguel Lira y Ortega Santuario de la Luciérnaga" con 275 hectáreas, en el municipio de Nanacamilpa de Mariano Arista, en el estado de Tlaxcala.

Además del Ejido de Miguel Lira y Ortega, se encuentran otras 9 ADVC dentro del Municipio de Nanacamilpa de Mariano Arista, que abarcan una superficie total de mil hectáreas en estado de conservación, con lo que se amplía la superficie para la captación de agua.

Si consideramos que el 6.3% del agua que se recibe en México en forma de precipitación se infiltra al subsuelo de forma natural y, con ello, se recargan los acuíferos[5], se podrá dimensionar el valor que tienen las ADVC y reconocer los esfuerzos de sus propietarios por mantener dicho servicio ambiental. Por ello, para que el Estado pueda garantizar el derecho de todas y todos los mexicanos al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico[6], es necesario destinar mayores recursos esfuerzos para la conservación de los ecosistemas, incluyendo la compensación de los propietarios, capacitación y alternativas para su subsistencia.

Comentaba hace unos minutos que Don Jorge Torres Landa, guanajuatense, que me decía: "mire Bety, si el bosque no le da de comer a la gente, la gente va a acabar comiéndose al bosque".

Y, ese es el espíritu, tener la posibilidad de que a través de este tipo de programas la gente pueda vivir con dignidad, que pueda sacar provecho de manera sustentable al espacio que les es suyo, y que el resto de la población podamos seguir disfrutando, beneficiándonos de los servicios ambientales, simplemente para la vida.

Estoy segura que los pasos que se dan esta tarde, redundarán en mejores beneficios para estas áreas, específicamente en el mantenimiento y representatividad de los ecosistemas y su biodiversidad, asegurando la provisión de sus servicios ambientales mediante su conservación y manejo sustentable, fomentando a la vez, el desarrollo de actividades productivas con criterios de inclusión y equidad, que contribuyan a la generación de empleo y a la reducción de la pobreza en las comunidades que viven dentro de las ANP´s y sus zonas de influencia.

Quiero agradecer Andrew, a Jean Baptist, desde luego a mi compañero, senador Eduardo y de manera muy especial a nuestra Secretaria, a la Mstra. Josefa, por este esfuerzo común, por el compromiso real que está uniéndonos a todos por la misma tarea.

Sean ustedes bienvenidos y mucho éxito.

PARTIDO VERDE