Con su venia, señor presidente.

Históricamente, la minería desde tiempos de la Colonia ha sido o ha representado a uno de los sectores más significativos para la economía nacional, sin embargo, no podemos negar que a pesar de su importancia ésta también ha sido considerada como una de las actividades más riesgosas que registra la economía mexicana, pues presenta altos índices de siniestralidad y mortalidad debido principalmente al lamentable desdén con que la mayoría de los empresarios mineros han visto el asunto de las medidas de seguridad en el trabajo.

Explosiones de gas metano, inundaciones, derrumbes y otra serie de siniestros combinados con procesos y técnicas artesanales y rudimentarias utilizadas en el sector, así como la terrible omisión en la aplicación de la normatividad en materia de seguridad; la operación sin licencias y permisos legales; la falta de inversión en tecnología le han costado la vida a miles de trabajadores desde finales del siglo XVIII.

La seguridad en el trabajo es uno de los aspectos más importantes de la actividad laboral. El trabajo, sin las medidas de seguridad apropiadas puede acarrear serios problemas para la salud de los trabajadores o bien poner en riesgo la propia vida. En este sentido, lamentablemente muchas veces la seguridad en el trabajo no es un tema que se tome tan en serio como se debería, lo que puede acarrear graves problemas no sólo para los empleados, sino también para esquemas de la economía nacional, y además las consecuencias legales que puede tener el relajamiento de las medidas preventivas o bien la negligencia respecto a su cumplimiento.

El siniestro ocurrido en la mina Pasta de Conchos en el estado de Coahuila desde hace ya nueve años, donde perdieron la vida más de 60 personas, es paradigmático en cuanto a la violación de los derechos laborales de los trabajadores mineros del carbón y la afectación de los derechos humanos de sus familias.

En el caso concreto de Pasta de Conchos, contrastan el afán de producir más por parte de los concesionarios con la ausencia de mayores inversiones para la modernización de la industria y la renovación en el equipo de trabajo.

Resulta inaceptable que un consorcio que obtiene ganancias tan jugosas, como Grupo México, dé tan poca importancia a algo que debería de ser prioridad, como el cuidado de la seguridad e integridad de sus trabajadores, quienes además de ser víctimas de inestabilidad laboral quedan en completo desamparo cuando son víctimas de algún accidente.

Resulta todavía más terrible cuando se han repetido accidentes del mismo grupo, como el más reciente en el estado de Sonora y más lamentable cuando hoy, en periódicos nacionales, el presidente del Grupo México dice que estamos exagerando al señalar los accidentes de minería en nuestro país.

Creo que si a él se le murieran 60 personas de su familia no lo vería como una exageración. A final de cuentas lo ve sólo como temas lamentablemente de orden económico.

Por lo anterior, los legisladores del Partido Verde por supuesto que nos sumamos a las peticiones del Punto de Acuerdo puesto a discusión, por el cual se exhorta a las autoridades competentes agotar la debida atención a los familiares de las víctimas en cuanto a sus legítimas demandas y el pago puntual de las indemnizaciones que correspondan.

Pero, al mismo tiempo, seguiremos insistiendo en las modificaciones a la Ley Minera, en el respeto a la normatividad ambiental, en incluir la figura de la seguridad en el trabajo como una prioridad en el sector minero, así como lo logramos ya en el sector hidrocarburos con la Agencia Nacional de Protección y Seguridad Ambiental.

Tenemos mucho por hacer. Es terrible que perdamos el tiempo con discusiones que no valen la pena, cuando hay temas pendientes en el país que requieren de toda nuestra atención, de toda nuestra responsabilidad y donde la vida de nuestros compatriotas está en riesgo.

Muchas gracias.

PARTIDO VERDE ECOLOGISTA DE MÉXICO