Con la venia de la presidencia;

La cultura es considerada como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales, materiales e intelectuales que caracterizan a una sociedad o a un grupo social. De este modo, la cultura abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de relacionarse con los demás, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.

Por su parte, la interculturalidad es entendida como la presencia e interacción equitativa y armónica de las diversas culturas.

En este sentido, el artículo segundo de la Carta Magna establece que nuestra nación tiene una composición pluricultural, sustentada originalmente en sus pueblos indígenas, los cuales descienden de naciones que habitaban en nuestro territorio antes de la llegada de los españoles y que aún conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o bien, una parte de ellas.

Lo anterior implica que no existe una raza hegemónica, así como el reconocimiento de la gran diversidad de pueblos y de culturas, de identidades, de formas de entender el mundo y de organización existentes en nuestro país, lo cual debe permear en la consciencia de todos quienes formamos parte de la sociedad como condición elemental para preservar nuestro legado.

Hoy es la primera ocasión en que conmemoramos el Día de la Nación Pluricultural, nombre con el cual se reivindica la lucha que por casi 500 años han librado nuestros pueblos originarios con el propósito de reconocer que durante ese largo periodo han sido objeto por parte de otros grupos sociales de toda clase de agravios, asesinatos, despojos y discriminación, entre muchas otras violaciones graves a sus derechos humanos.

Los pueblos indígenas o pueblos originarios merecen mejores condiciones de desarrollo y de vida, pues históricamente han sido marginados, por ello es urgente implementar y fortalecer medidas afirmativas a fin de revertir las condiciones de rezago en las cuales se encuentran.

Como representantes populares tenemos la obligación de levantar la voz por los grupos marginados de la sociedad, por los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas que requieren hoy más que nunca ser visibilizados, atendidos, respetados y valorados.

Lamentablemente, existen muchos ejemplos de casos en los que ser indígena es motivo de discriminación y no de orgullo, como pasa con las lenguas maternas, las cuales son objeto de una total desvalorización, ocasionando que las familias indígenas privilegien el uso del idioma dominante como mecanismo de adaptación al contexto social también dominante. Lo anterior ha tenido como consecuencia que una de cada cuatro lenguas nativas en nuestro continente esté en peligro de desaparecer, lo cual es inaudito es un país que como el nuestro se reconoce como nación pluricultural.

En este contexto, debemos velar porque en nuestro país ser indígena nunca más sea sinónimo de exclusión, pobreza y discriminación.

Es cuanto.