"Una de las cosas más afortunadas que te pueden suceder en la vida es tener una infancia feliz".

(Agatha Christie)

Con la venia de la Presidencia;

El 19 de diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución en la que declaró el 11 de octubre de cada año como el Día Internacional de la Niña.

Dicha conmemoración tiene el objetivo de impulsar su empoderamiento y la inversión en ellas como la vía exitosa para lograr el crecimiento económico, social y profesional, garantizando su participación sustantiva en las diferentes esferas, especialmente en las decisiones que las afectan.

En México viven 21 millones de niños y hombres adolescentes, y 19 millones de niñas y mujeres adolescentes; paridad que no siempre se ha reflejado en la igualdad de circunstancias, oportunidades y beneficios para ellas.

Históricamente, las mujeres desde temprana edad han tenido que ejercer un doble esfuerzo para acceder a las mismas condiciones y oportunidades que los hombres.

Si bien actualmente avanzamos contundentemente hacia el reconocimiento y protección de los derechos humanos en igualdad, lo cierto es que las niñas y mujeres adolescentes de nuestro país siguen padeciendo hoy los estragos de la inequidad y la exclusión.

Día con día las niñas y adolescentes mexicanas enfrentan diversos retos para remontar el rezago que les impide ejercer sus derechos y libertades en condiciones de igualdad, situaciones que tienen efectos devastadores en muchos aspectos de sus vidas y para el propio desarrollo de la sociedad.

Además de limitantes como la pobreza y la falta de acceso a la educación, las niñas y adolescentes mexicanas son víctimas de la misma estructura social que ha normalizado la violencia de todo tipo hacia las mujeres adultas y en muchos casos, lamentablemente, supone una seria amenaza para su integridad y su vida.

Este año, la Organización de las Naciones Unidas encontró que, además de las históricas limitaciones ya detectadas, al paso del segundo año de la pandemia por COVID-19, se evidenció una brecha de inequidad y exclusión digital de género, por lo que, en un contexto de empoderamiento de la educación como herramienta de superación personal, llamo a los países del mundo a trabajar en la erradicación de la misma.

Por lo anterior, el día internacional de la niña debe ser un recordatorio de lo que aún queda pendiente de hacer por ellas. Las niñas están rompiendo los límites y las barreras que plantean los estereotipos y la exclusión, están luchando por un mundo que sea justo, equitativo y próspero para ellas nuestra labor es remover los pisos pegajosos y los techos de cristal que pudieran frenar ese impulso, hagamos lo que nos corresponde hacer

Es cuanto.