Con la venia de la Presidencia.
La salud no se valora hasta que llega la enfermedad y más aún, si se trata del cáncer, nadie está exento por eso, necesitamos unir esfuerzos para prevenirlo.
Como sociedad debemos decir no al asbesto, ni a sus productos. El asbesto causa distintos tipos de cánceres y de los más agresivos.
La salud de nuestra gente vale más que cualquier ganancia, hoy presento una iniciativa de ley de reforma a la Ley General de Salud, donde estoy proponiendo su prohibición, uso, almacenamiento y comercialización del asbesto y sus variantes, así como, derivados y productos por ser un material altamente cancerígeno.
Desde 1986, más de 50 países en el mundo lo han prohibido y la Organización Mundial de la Salud lo ha declarado cancerígeno.
Expertos señalan que uno de los rubros que más alertan sobre la amenaza de peligro a la salud son el uso indiscriminado o poco analizado sobre las sustancias tóxicas y peligrosas, especialmente de aquellos materiales que han sido introducidos en nuestra vida diaria sin que se emitan advertencias de los efectos nocivos ya sea contra el ambiente o la salud de las personas.
Un caso ejemplar de ello es el asbesto, material consistente en un grupo de minerales naturales fibrosos, que han tenido o siguen teniendo un uso comercial debido a su extraordinaria resistencia a la tensión, su escasa termoconductividad y su relativa resistencia al ataque químico.
Históricamente, este material ha sido elegido por su fortaleza, su capacidad de aislar, la perdurabilidad y resistencia al calor y a muchos químicos. Desde la revolución industrial, el asbesto se ha utilizado para aislar fábricas, escuelas, casas y barcos, al igual que para fabricar partes de los frenos y el embrague de automóviles, tejas para techos, losas para el piso, cemento y, entre otros, textiles.
No obstante, las consecuencias del uso de este material cuentan con amplias muestras de efectos secundarios graves contra la salud de las personas. La propia Organización Mundial de la Salud ha hecho fuertes advertencias sobre su uso señalando que todas las formas de asbesto son cancerígenas para el ser humano.
La Organización Mundial de la Salud advierte que la exposición al asbesto es causa de cáncer de pulmón, laringe y ovario, así como de mesotelioma; exaltando que, además, puede causar otras enfermedades, como la asbestosis -una forma de fibrosis pulmonar-, además de placas, engrosamientos y derrames pleurales.
Lo alarmante es que dichas advertencias no son de reciente generación; durante la primera mitad del siglo veinte, crecía la evidencia que mostraba que la respiración en lugares con fibras de asbesto causaba deformidad, cicatrices en los pulmones
En la segunda mitad del siglo veinte, a medida que se fueron detectando los cánceres relacionados con el asbesto, se fueron tomando medidas para reducir su uso, estableciéndose así los estándares contra la exposición, al igual que las leyes que prohíben el uso del asbesto para materiales de construcción.
Inglaterra fue el primer país en donde se tomaron medidas para proteger a los trabajadores de la industria del asbesto al instalar sistemas de ventilación y escape de emisiones; en los Estados Unidos, para 1970 ya había una disminución drástica en la importación y uso del asbesto, habiéndose desarrollado otras alternativas de materiales aislantes; mientras que en el 2005 su uso fue completamente prohibido en la Unión Europea.
No obstante, el asbesto sigue siendo utilizado en algunos productos; datos de la organización referida señalan que en el mundo existen unos 125 millones de personas expuestas en un lugar de trabajo.
Como podemos ver, se trata de una advertencia clara de una sustancia que independientemente de los beneficios estructurales que puedan adjudicarle, representa una amenaza grave para la salud de los seres humanos.
Es cuanto.