Con la venia de la presidencia;

A lo largo de la historia de la humanidad el hombre se ha servido tradicionalmente de los animales para su beneficio, por ejemplo, para obtener alimento, pieles para cubrirse, protección, movilidad y ayuda en la realización de diversas labores. Durante mucho tiempo no hubo quien cuestionara esta visión utilitarista de los animales y el sufrimiento de los mismos llegó a considerarse normal y hasta socialmente aceptable.

Afortunadamente, la lucha por el reconocimiento de los animales como seres sintientes que merecen ser tratados con respeto y dignidad ha llevado a grandes avances en la materia, los cuales han sido fruto de la sensibilidad y un cambio de enfoque en la concepción de los animales y de nuestras obligaciones éticas frente a ellos.

Gracias a la investigación científica, la educación y al trabajo legislativo, vivimos en una sociedad cada vez más empática y consiente de nuestro entorno natural y de su fauna, sobre todo cuando se trata de los animales que nos brindan su compañía. Para muchos de nosotros más que animales de compañía son un miembro de nuestra familia por quien haríamos cualquier cosa para defenderlos.

En virtud de lo anterior, a la mayoría de los mexicanos nos causa una gran indignación darnos cuenta que se siguen presentando en el país numerosos casos de maltrato animal tan crueles e inhumanos como los que han estado circulando en medios y redes sociales en estos días. Muestra de lo anterior es el caso de un sujeto que violó y golpeó brutalmente a una perra en el Estado de México, con lo cual terminó por provocarle la muerte.

Lo más alarmante de la situación es que no se trata de un hecho aislado pues, de acuerdo con el INEGI, México ocupa un vergonzoso tercer lugar en maltrato animal a nivel mundial.

Tan solo en la Ciudad de México se tuvieron registros de 1,236 casos de maltrato animal presentados en el periodo comprendido de enero a agosto de 2018, por lo que urge legislar estableciendo penas proporcionales a la magnitud de la problemática.

No cabe duda que el maltrato del hombre a los animales es un reflejo de las crueldades de las que éste es capaz y del poco respeto por la vida que tiene en líneas generales, incluso por aquellos que no pueden oponérsele o resistírsele.

A su vez, el maltrato animal es un factor que predispone a la violencia social y, al mismo tiempo, una consecuencia de la misma. Forma parte de la cascada de la violencia que nos va alcanzando a todos como individuos y como colectividad.

De ahí que, tanto por las implicaciones psicosociales que la violencia conlleva, así como en defensa de los más débiles, surge la necesidad de reforzar la legislación nacional en materia de maltrato animal con el propósito de desincentivar estas prácticas a través de la imposición de penas privativas de libertad para quien las comete.

Conscientes de esta realidad es que nuestra bancada presenta ante ustedes la iniciativa de ley que busca tipificar en el Código Penal Federal el delito de maltrato animal estableciendo que se le impondrán de seis meses a cinco años de prisión y el equivalente de doscientos a dos mil días multa al que realice actos de maltrato o crueldad en contra de cualquier especie animal no humana, causándole lesiones de cualquier tipo y que pongan en peligro la vida del animal.

Somos conscientes de que muchos estados ya han dado este paso en sus legislaciones, sin embargo, no son todos y no existen criterios unificados sobre las penas y las definiciones del delito, lo cual genera que en ciertas partes de la República sea casi imposible de sancionar el maltrato y la crueldad contra los animales.

Del mismo modo, se pretende que estos delitos merezcan prisión preventiva oficiosa, de manera tal que quienes los cometen no tengan la posibilidad de salir bajo fianza. Se trata de mandar un mensaje muy claro de que nuestra sociedad no está dispuesta a seguir permitiendo los abusos en contra de seres que en muchos casos están indefensos frente a sus agresores.

En este sentido, se pretende generar las condiciones para que en cualquier punto del territorio nacional existan los mecanismos necesarios para la correcta persecución y sanción de la crueldad extrema hacia los animales.

Las virtudes de una legislación sobre derecho animal responden no sólo a garantizar el bienestar de las especies que nos acompañan y que en muchos casos incluso comparten nuestras vidas, sino que además constituye un ejemplo a seguir para la educación de las generaciones futuras en valores trascendentales como la compasión, la responsabilidad en el consumo y la protección del débil.

En virtud de lo anterior, a nombre del Partido Verde Ecologista de México, esperamos encontrar aliados para legislar a favor de esta noble causa.

PARTIDO VERDE