Con la venia de la presidencia.

La lucha contra la corrupción parte de una premisa ética, esto es, la búsqueda constante de una moral pública. Al ser el hombre un ser social por naturaleza, la felicidad del individuo está unida a la felicidad del cuerpo social al que pertenece, por eso, como señalaba Aristóteles, la ética y la política deben estar unidas.

En el primer año de ejercicio le tocó a esta LXIII Legislatura terminar de dar forma al Sistema Nacional Anticorrupción, proyectado en la reforma constitucional como instancia de coordinación entre autoridades de todos los órdenes del gobierno para desterrar de nuestro país ese grave mal que frena el desarrollo económico y social de la nación. Este gran esfuerzo legislativo incluyó la participación de la sociedad civil, la academia y el sector privado e implicó la creación de tres nuevas leyes, así como la modificación de cinco ordenamientos ya existentes.

Sin embargo, debemos reconocerlo, todos esos esfuerzos no han sido suficientes, ya que la situación de la corrupción en México sigue siendo un obstáculo tanto para el desarrollo como para el ejercicio pleno de los derechos. En el análisis correspondiente a 2016, Transparencia Internacional colocó a México en el lugar 95 entre 168 países del índice de percepción de corrupción a nivel mundial y en el sitio 11 de entre los 22 países de América Latina.

El índice da al país tan solo 35 de 100 puntos en lo relacionado a cómo se combate esta práctica, lo mismo que obtuvo en 2014 y tan solo un punto por arriba de lo registrado en 2012 y 2013. Con ello, México se mantiene muy por detrás de las economías más consolidadas. Además, nuestro país se colocó en el último puesto entre los países que conforman la OCDE, 34 de 34, y nos separan 86 y 79 lugares respectivamente de nuestros principales socios comerciales, Canadá y Estados Unidos.

Ciertamente, la magnitud del problema de la corrupción a nivel internacional es enorme; "Ni un solo país, en ningún lugar del mundo, está libre de este tipo de prácticas", señala la OCDE; pero ello no nos puede servir de consuelo, especialmente cuando se sabe que, debido a la corrupción, en países como México se pierde una cantidad de dinero diez veces mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el desarrollo.

En nuestro grupo parlamentario creemos firmemente que la celebración del Día Internacional contra la Corrupción, establecida desde 2003 por la ONU, debe servir para crear una auténtica conciencia respecto al impacto de este fenómeno en la educación, la sanidad, la justicia, la democracia, la prosperidad y el desarrollo, así como la importancia de prevenirlo, denunciarlo, perseguirlo y, sobre todo, castigarlo.

En ese sentido, consideramos importante recuperar los valores fundamentales de la democracia, los cuales deben ser estimulados desde la etapa escolar como parte de la estrategia para la prevención de la corrupción y otras conductas reprobables que atentan contra el interés general de la sociedad.

Igualmente, consideramos fundamental aprovechar esta conmemoración para hacer un verdadero compromiso en aras de complementar el Sistema Nacional Anticorrupción y lograr los consensos que sean necesarios para la promulgación de la Ley Orgánica de la Fiscalía General de la Nación y el nombramiento del Fiscal Anticorrupción que tanto necesita el país.

La corrupción se ha convertido en el gran malestar de la sociedad contemporánea, en un fenómeno atemporal y omnipresente que obstaculiza el buen funcionamiento del Estado y sus instituciones. Por ello, hoy reafirmamos nuestro compromiso en la lucha contra la corrupción, como deber de todo ciudadano que quiere un país mejor y un futuro más alentador.

Es cuanto.

PARTIDO VERDE