Con el permiso de la Presidencia.

Compañeras y compañeros legisladores:

La presente iniciativa tiene como objetivo inscribir con letras de oro en este Salón de Plenos del Recinto Legislativo de Donceles y Allende, la leyenda "Congreso Feminista de Yucatán de 1916", como una manera de reconocer la incansable lucha que las mujeres mexicanas han realizado a lo largo de los siglos para alcanzar la igualdad jurídica, social, económica, patrimonial, laboral y educativa, en beneficio de la sociedad mexicana.

A partir del siglo XIX, las mujeres hemos forjado una amplia tradición de lucha por la defensa y respeto de nuestros derechos a través de la participación activa en los procesos de construcción democrática. Todo esto, desde los distintos sectores de la sociedad y mediante la formulación de propuestas para avanzar en la visibilización de una situación de franca desventaja para el pleno ejercicio de nuestra ciudadanía.

Tristemente, la situación de la mujer en los siglos previos fue de clara desventaja, pero la idea preconcebida de incapacidad natural de la mujer se enfrentó a una realidad de mujeres mexicanas excepcionales, como Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, Sor Juana Inés de la Cruz, Gertrudis Bocanegra y otras muchas que hoy siguen siendo faros de luz y guías del espíritu libertario mexicano y de la igualdad entre mujeres y hombres.

Es así como durante el movimiento armado de los primeros años del siglo XX, algunos de los hombres y mujeres que participaron en el mismo, señalaron la necesidad de que la revolución no se agotara con el derrocamiento del gobierno dictatorial, sino que ésta significara también un cambio verdadero en varios ámbitos, como en el rol que la mujer mexicana mantenía hasta ese momento en lo social y en lo político.

Es en este contexto que, en 1916, el general Salvador Alvarado, en su calidad de gobernador y comandante militar de Yucatán, inaugura los trabajos del Congreso Feminista con las siguientes palabras:

"es un error social educar a la mujer para una sociedad que ya no existe..., pues la vida activa exige su concurso en la mayoría de las actividades humanas; que para formar generaciones libres y fuertes es necesario que la mujer obtenga un estado jurídico que la enaltezca y una educación que le permita vivir con independencia; y que el medio más eficaz de conseguir estos ideales, o sea los de libertar y educar a la mujer, es concurriendo ella misma con sus energías e iniciativas a reclamar sus derechos, a señalar la educación que necesita y a pedir su injerencia en el Estado, para que ella misma se proteja".

Se puede decir que, con este Congreso de 1916, las mujeres mexicanas se sumaron a los movimientos feministas europeos, norteamericanos y latinoamericanos para expresar, públicamente y por primera vez, su idea acerca del papel que jugaban en la sociedad; y, al mismo tiempo, exigieron que se les reconocieran no solamente sus derechos políticos, sino también como personas capaces de ejercer un dialogo con el Estado.

Esto es lo que convirtió al Congreso feminista de Yucatán de 1916, en un importante precedente para las luchas de las mujeres mexicanas de los años posteriores en nuestro país.

Sin duda alguna, este Congreso Feminista también propició la construcción de caminos, la apertura de brechas y el rompimiento de esquemas en temas de tal relevancia como la participación de las mujeres en la política, la cual es hoy una realidad.

Un claro ejemplo de la importancia que tuvo en la sociedad el Congreso Feminista de 1916, es que hizo posible que en el Código Civil de 1928 se reconociera jurídicamente la condición de persona con capacidad a las mujeres mexicanas, lo que fue un primer logro para alcanzar el status de ciudadanas.

También es importante señalar que, algunos de los contenidos estudiados por el Congreso Feminista de 1916, se mantienen vigentes en pleno siglo XXI, no solamente en México sino a nivel mundial. Entre ellos podemos encontrar las brechas de desigualdad en temas como educación, trabajo, remuneración salarial, salud y procuración de justicia hacia las mujeres.

En ese sentido y tal como ya mencioné, la presente iniciativa pretende inscribir en el Muro de Honor de este Recinto Legislativo de Donceles y Allende, la leyenda "Congreso Feminista de 1916", a fin de reconocer el invaluable trabajo realizado por este grupo de valientes mujeres que fueron acompañadas por algunos hombres, para alcanzar una sociedad más justa y de igualdad jurídica y cultural de las mujeres que, a más de cien años de distancia, comienza a ser una realidad.

Finalmente, no quisiera dejar de mencionar que, en cumplimiento de lo dispuesto por el Reglamento Interior de esta Soberanía, la presente iniciativa está firmada por más de 44 diputadas y diputados pertenecientes a todos los Grupos parlamentarios representadas en este Honorable Congreso.

A todas y a todos ellos, mi más sincero agradecimiento, pero sobre todo mi reconocimiento por seguir apoyando día a día la lucha de las mujeres por la igualdad y el reconocimiento de nuestros derechos.

Muchas gracias, Sr. Presidente.

Es cuánto

PARTIDO VERDE