Honorable Asamblea;

En la agenda legislativa del Grupo Parlamentario del Partido Verde el mejoramiento de las condiciones de vida de la población siempre ha ocupado un lugar preponderante, especialmente de los grupos en situación de vulnerabilidad.

En este sentido, hemos presentado diversas iniciativas para garantizar la igualdad de oportunidades entre los diferentes sectores sociales, con la finalidad de generar condiciones adecuadas para que, sin importar el género, la edad, el color de la piel, el estado civil o la situación social, se puedan ejercer plenamente los derechos que consagra nuestra Carta Magna y a partir de ello acceder al bienestar y a una vida digna.

Bajo esa línea programática, ahora presentamos a esta soberanía una iniciativa cuyo objeto es incentivar a los generadores de empleo para que abran sus vacantes a un sector poblacional que posee una gran experiencia y que además cuenta con la fortaleza para seguir aportando lo mejor a su país y a su empleador. Nos referimos a las personas que ya han cumplido 50 años y que en muchas ocasiones enfrentan serias dificultades para encontrar un empleo debido a su edad.

Nuestro país experimenta un intenso y acelerado proceso de cambio en la distribución por edades de la población, transitamos de una población joven a una con cada vez mayor edad. De acuerdo con las proyecciones del Consejo Nacional de Población, si en 2015 tres de cada diez mexicanos eran menores de 15 años y solo uno tenía 60 años o más, para el año 2050 esta composición se verá profundamente alterada, pues se prevé que únicamente dos de cada diez mexicanos tendrán menos de 15 años, mientras que la población de adultos mayores representará el 21.5 por ciento de la población total.

Un indicador de las condiciones sociales de los adultos mayores, o de quienes están próximos a serlo, es su situación en el empleo. Las dificultades para acceder a un puesto de trabajo formal es un problema que se presenta en buena parte de la población, pero se han observado desde el inicio de la década de los ochenta tasas descendientes de participación en la actividad económica de la población masculina a partir de los 50 años de edad, las cuales no corresponden al retiro voluntario.

Es decir, la dificultad para encontrar un empleo se presenta aun entre personas no consideradas como viejas y en plenitud de sus capacidades. Claro que a mayor edad, mayor es la dificultad para encontrar trabajo y también es más difícil permanecer en él, ya que a los problemas gestados en el mercado se les van sumando los del deterioro por envejecimiento natural. A ello se debe agregar que la pensión, cuando existe, consiste en un monto sumamente reducido, con la cual no es posible sobrevivir.

Si bien el artículo 56 de la Ley Federal del Trabajo estipula que las condiciones de trabajo deben estar basadas en el principio de igualdad sustantiva sin que puedan establecerse diferencias y/o exclusiones por motivo de origen étnico o nacionalidad, sexo, género, edad, discapacidad, condición social, condiciones de salud, religión, opiniones, preferencias sexuales, condiciones de embarazo, responsabilidades familiares o estado civil, es un hecho que en nuestro país el 90% de las vacantes ofrecidas en el mercado de trabajo suprimen a la población que rebasa los 30 o 35 años.

La oferta para ese segmento poblacional se reduce a empleos de menor salario y nula oportunidad de crecimiento, según el informe Ofertas laborales en México, del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.

En la actualidad esta situación se ha entendido como una nueva forma de maltrato laboral, incluso como una manera de discriminación por motivos de edad, situación que afecta a mujeres y hombres por igual, y que se expresa a veces de manera sutil, por ejemplo, cuando se rechaza a un candidato que compite por una plaza vacante, por estar "sobrecalificado", y otras veces de forma abierta, cuando se especifica un límite de edad para la contratación.

De ahí que no poder obtener un empleo estable a partir de los 30 o 35 años, se entienda como un atentado a la dignidad de las personas, que impacta de manera negativa no solo en quien la padece, sino en el núcleo familiar.

Para contribuir a corregir esta situación, proponemos una reforma a la Ley del Impuesto Sobre la Renta para que, al igual que en otros países latinoamericanos, motivemos con una exención fiscal a quienes contraten a los hombres y mujeres que han cumplido cincuenta años o más de edad y que se encuentran en busca de un empleo para sostener a su familia y vivir dignamente.

Es cuanto.